Calefacción geotérmica ¿Un invierno sin crisis ambientales?

viernes, 20 de abril

Columna de Diego Morata, director del CEGA, publicada en «El Quinto poder», 20 de abril de 2018

El comienzo de las bajas temperaturas que parten en otoño y se instalan en invierno, son la antesala de las crisis ambientales. Un clásico chileno. Frío, contaminación, la cordillera camuflada bajo una espesa capa de esmog y nosotros sufriendo de enfermedades respiratorias empeoradas por la pésima calidad del aire. Si bien en el sur ya han comenzado las lluvias, en Santiago ese refrán de “en abril aguas mil” quedó claramente para la historia. Y la mugre en el aire suma y sigue. Todos los años es exactamente igual, empieza esto a parecerse a esa película titulada “El día de la marmota”. Mientras tanto bajo tierra, una solución simple a este problema crece y crece sin que muchos políticos la tomen en cuenta…


Si bien el pasado invierno fue “benévolo” para los santiaguinos en términos de contaminación del aire, en ciudades como Coyhaique, Osorno, Temuco, Chillán, entre otras de nuestro sur, sufrieron por los efectos de la calefacción con leña, situación que podría reemplazarse por una calefacción abundante en Chile, popular en el mundo, y que en nuestro país casi no se usa, un tesoro enterrado bajo nuestros pies, la geotermia, el calor de la Tierra.Si bien el gobierno ha implementado planes de descontaminación en algunas ciudades del sur,  estos parches no han conseguido paliar el problema. Las crisis ambientales se mantienen y la contaminación por leña nos asfixia.

Una luz de esperanza entre tanto humo la encontramos justamente en una de las ciudades con mayor tasa de polución atmosférica empieza a verse una innovativa luz de esperanza. En Coyhaique, gracias a un proyecto financiado por el Gobierno Regional de Aysén, a través de los Fondos para la Innovación y la Competitividad, el Centro de Excelencia en Geotermia de Los Andes (CEGA) va a implementar un sistema de calefacción mediante bomba de calor geotérmica en un colegio fiscal. Será una experiencia piloto que claramente no va a eliminar la contaminación de Coyhaique, pero va a mostrar que es posible dejar de quemar leña para calefaccionar viviendas. Además, va a mostrar que con fondos públicos y políticas públicas se pueden hacer proyectos que usen el calor que tenemos bajo nuestros pies para calefaccionarnos.

Y no, no es una locura de la academia ni una fantasía futurista. Sabemos que ciudades como París o Munich utilizan recursos geotérmicos de mediana temperatura para calefaccionar barrios enteros. Sabemos que países con condiciones geotérmicas menos favorables que Chile han desarrollado masivamente bombas de calor geotérmico para calefacción domiciliaria. No es una fantasía de la academia. Es posible reducir (e incluso eliminar) la contaminación de nuestras ciudades cambiando la leña por sistemas de calefacción geotérmica. ¿Por qué entonces no se hace? Quiero pensar que por desconocimiento de nuestras autoridades, o simplemente por esa inercia que nos caracteriza como país y que nos impide dar pasos acelerados hacia la innovación.

La solución, una vez más, está en el desarrollo tecnológico. La inversión en ciencia y tecnología en nuestro país es bien mezquina y bien alejada del promedio de los países de la OCDE. Pero aprovechemos las ventajas que tenemos en nuestro país. Chile se ha convertido en el primer país de Sudamérica en generar electricidad mediante geotermia. Y también puede constituirse en el primer país de la región en desarrollar políticas públicas para el uso directo de la geotermia. Pensar que ciudades como Temuco podrían respirar un aire más limpio en los inviernos aprovechando el potencial geotérmico que hay en su subsuelo nos anima al CEGA a generar proyectos junto a los gobiernos regionales encaminados a implementar y potenciar el uso directo de la geotermia. Definitivamente se puede, solo falta la voluntad política de apoyar estas iniciativas y de confiar en la ciencia y la tecnología local. Creo que el bienestar de todos los chilenos se merece este tipo de apuestas. Creo, definitivamente, que el uso directo de la geotermia llegó a Chile para quedarse. No perdamos el norte y apuntemos nuestras brújulas del desarrollo aprovechando de manera sustentable los recursos que nos ofrece nuestro hermoso país. El bienestar de todos los chilenos se lo merece.

Por Diego Morata, director del CEGA
Centro de Excelencia en Geotermia de Los Andes
Académico de la Universidad de Chile

Calefacción geotérmica ¿Un invierno sin crisis ambientales?