Sin carbón ¿quién podrá salvarnos?: la geotermia
viernes, 27 de abril(El Mostrador, 27 de abril de 2018) Columna de Diego Morata, director del CEGA -Centro de Excelencia en Geotermia de Los Andes-Académico de la Universidad de Chile
En diciembre pasado, Chile dio un gran paso hacia un país más sustentable. El ministro de Energía Andrés Rebolledo firmó el compromiso de no instalar más plantas termoeléctricas a carbón. Específicamente el compromiso apunta a no construir más plantas con la tecnología actual y que de instalarse nuevas termoeléctricas, debiese ser con tecnología de captura de partículas, que se supone es mucho más amigable con el medio ambiente. Es un gran paso, qué duda cabe De hecho, recientemente empresas generadoras de electricidad mediante termoeléctricas a carbón, han iniciado el proceso de cierre de algunas de sus unidades o se han comprometido a dejar de construirlas.
La retirada del carbón es una tendencia generalizada en la mayoría de los países de la OCDE. Y, si bien estas son noticias para el optimismo, no dejo de estar inquieto respecto a cómo Chile va a enfrentar el reto de suprimir el carbón de nuestra matriz energética. Hoy día tenemos instalados casi 5.000 MWe basados en carbón. Casi un 20% de nuestra matriz energética está basada en esta tecnología que tanto daño hace al medio ambiente. No podemos olvidarnos de nuestros conciudadanos que viven en las proximidades a centrales termoeléctricas a carbón. ¿Por qué ellos no pueden respirar un aire limpio? Si la sociedad chilena realmente exigiese el cierre de las termoeléctricas a carbón para el 2050 (siguiendo, además, la promesa electoral del presidente Piñera de tener a esa fecha un país con 100% renovables) ¿cómo lo vamos a conseguir?
Sólo existe un tipo de energía limpia en Chile capaz de suplir el aporte que hoy hace el carbón: la geotermia, el calor de la Tierra. Es cierto que gran parte de esos 5.000 MWe de carbón podrían ser reemplazados por la energía solar, la renovable más conocida y popular. Pero la solar es una energía intermitente. La geotermia entrega energía de base, constante, todo el día, toda la noche, sin intermitencia por el clima o las estaciones. Los países desarrollados con quienes tanto nos gusta compararnos usan esta energía hace más de 100 años.
Así, se sabe que se necesitan unos 6 a 8 años para desarrollar una planta geotérmica. Por otro lado, las estimaciones más conservadoras del Consejo Geotérmico apuntan a que Chile podría desarrollar al menos unos 1.300 MWe con geotermia al 2050. Y, por otro lado, los desarrolladores privados de proyectos geotérmicos indican que los bajos precios de la electricidad en Chile no son especialmente favorables para el desarrollo de la geotermia. Entonces, sin una política que fomente el desarrollo de la geotermia no podremos reemplazar el carbón por una fuente de energía que nos permita asegurar la energía base que necesitamos. Es una reflexión que el nuevo Ministerio seguro está procesando.
Yo aplaudo la propuesta del presidente Piñera de apostar por un Chile 100% renovables al 2050. Eso nos daría independencia y seguridad energética. Pero el 2050 no está tan lejos. Las ERNC suponen hoy un prometedor 19% y es fácil imaginar que antes del 2025 tendremos más del 20% de nuestra matriz con ERNC. Es un gran logro. Sin duda. Pero estamos lejos aún de tener una matriz libre de combustibles fósiles (de los que, además, como país, ni siquiera tenemos recursos).
Es necesaria una política país en temas de energía. Los chilenos tenemos derecho a vivir en un país limpio y seguro energéticamente hablando. Y son nuestros volcanes, quienes en su cara más amable nos aportan un enorme potencial de energía geotérmica, limpia y constante, quienes pueden ayudarnos a conseguir un ambiente de bienestar para todos en sintonía con el desarrollo sustentable.